El cuidado de la salud se encuentra en permanente evolución, lo que significa que las diversas formas de entrenar profesionales de la salud también avanzan constantemente.
Una muestra de esos avances son los simuladores médicos, los cuales derivan de la industria de la aviación, y han sido utilizados para entrenar a sus pilotos desde finales de la Primera Guerra Mundial.
De la misma forma que es peligroso practicar en la vida real una falla de 3 motores en un jumbo jet 747, es riesgoso que médicos sin las certificaciones necesarias practiquen procedimientos reales que podrían poner en riesgo la salud de un paciente. Sin embargo, es necesario entrenar las habilidades de pensamiento y ejecución necesarias para que los profesionales de la salud se desempeñen correctamente en momentos que pueden ser de gran estrés.
Es por esto que, durante los últimos 15 años, los simuladores clínicos han despegado como una herramienta de entrenamiento y de mejora en el desempeño revolucionando la educación médica.
El cuidado de la salud es cada vez más un proceso colaborativo, por lo que los profesionales de la salud deben capacitarse para saber desempeñarse dentro de equipos médicos. Una de las grandes ventajas es que los simuladores brindan precisamente el aprendizaje experimental en conjunto y complementan las vivencias clínicas reales.
Otra ventaja importante de los simuladores es que puede apoyar la capacitación médica en sitios geográficamente aislados. Utilizando realidad virtual o realidad aumentada, en conjunto con sistemas basados en la web, la interacción entre capacitador y aprendiz puede darse a distancia. Los instructores pueden monitorear el progreso de quienes se están capacitando y dar retroalimentación sin necesidad de estar físicamente al lado de ellos.
Actualmente, existen prácticas con casos clínicos simulados en varias especialidades, en particular terapia intensiva, cardiología, gineco-obstetricia, anestesia y trauma.
Las prácticas se realizan por medio de robots de alta fidelidad programados con diferentes escenarios clínicos. Estos robots se controlan desde una sala de comando que cuenta con cámaras de Gesell, sistema de videograbación y sonido para monitorear y dar retroalimentación simultánea sobre la actuación y desempeño de los alumnos.
Existe un enfoque de capacitación que es especialmente relevante para los médicos en nuestro país, ya que nos encontramos en territorio sísmico, y se trata de la reacción en momento de temblores.
En México, el Centro de Educación Médica por Simuladores, que se encuentra en el hospital ABC de Observatorio, en la Ciudad de México, tiene la posibilidad de simular este tipo de escenario, entrenando al equipo completo que se encuentra en intervención en una sala de operaciones. El objetivo en este caso es practicar que, en caso de sismo, es el anestesiólogo quien debe llevar el liderazgo inmediato y todos los profesionales en la sala deben ajustarse a este cambio, idealmente en menos de 10 segundos. El uso de simuladores permite capacitar a equipos médicos completos para prevenir situaciones inesperadas como esta.
William McGaghie, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad del Noroeste de Chicago, publicó un estudio donde determina 3 elementos clave para que el aprendizaje por simuladores sea realmente efectivo:
1. Planificación: Los alumnos deben conocer con anticipación qué estudiarán en el simulador y los objetivos a lograr, de manera que puedan estudiar información importante con anticipación, por ejemplo, protocolos clínicos.
Dicho esto, es importante que exista flexibilidad al momento de llevar a cabo la sesión de simulador, para abrir espacios para las dudas y posibles nuevos objetivos que surjan ahí mismo.
2. Desarrollo: Para que los aprendices realmente experimenten una situación semejante a la realidad, se recomienda el uso de materiales de alta fidelidad con situaciones bien actuadas y escenarios realistas. Los aprendices se sentirán mucho más inmersos en una situación vivencial en tanto los simuladores se ajusten de manera más realista a las decisiones que ellos van tomando.
3. Retroalimentación: No basta con que los aprendices tengan la experiencia dentro del simulador, la retroalimentación es indispensable. Aunque naturalmente se van haciendo apuntes y correcciones durante las sesiones en simulador, la manera más común de dar retroalimentación es mediante la discusión grupal una vez que ha terminado la sesión.
Además de discutir la parte técnica de la experiencia, es importante revisar también los aspectos emocionales que se hayan derivado de la sesión, ya que este es un elemento que influye en las decisiones que el personal médico va tomando.
Es responsabilidad de todos los profesionales de la salud, sobre todo de los médicos de alta especialidad, actualizarse y evaluar sus competencias constantemente.
Los simuladores ofrecen la posibilidad de practicar aspectos tan detallados como la fuerza y delicadeza con la que se manejan aparatos médicos, la cantidad de movimientos que se realizan en un procedimiento, los accidentes más comunes y mucho más.
El uso de simuladores no pretende reemplazar la enseñanza en el ambiente clínico. Más bien busca incrementar la preparación de los profesionales de la salud, centrando la práctica completamente en el aprendizaje de quienes se capacitan y no en el bienestar del paciente, por lo que son una herramienta altamente recomendada para la educación continua de todo el personal.Cabe mencionar que el Centro de Educación Médica por Simuladores está abierto para todo médico, administrativo, farmacéutico y especialistas de la salud en general que desee acceder a él.