Trauma Vicario: la empatía y el desgaste de los profesionales de la salud
Existe un trastorno común entre trabajadores sociales, personal médico, voluntarios, quienes prestan primeros auxilios y se dedican a ayudar a otros con su enfermedad o dolor. Este problema, llamado Trauma Vicario, usualmente permanece oculto o ignorado y es de relevancia porque puede llegar a paralizar a los cuidadores y a mermar su desempeño profesional y su vida en general.
En términos sencillos, vicario se refiere a la persona que toma el lugar de otro, que lo suple o lo sustituye (RAE). En el caso del trauma vicario, también conocido como fatiga por compasión, estrés por trauma secundario o victimización secundaria, quienes prestan ayuda se exponen constantemente al miedo o al dolor de las personas a quienes asisten. Esto sucede no sólo si las atienden físicamente, también si escuchan la narración de eventos traumáticos que sus pacientes o clientes han tenido que superar. En todos los casos, los efectos del enfrentamiento al dolor y el trauma pueden tener efectos severos.
El trauma vicario en el contexto del COVID-19
La pandemia por COVID-19 representa un riesgo de trauma vicario para los médicos y todo el personal de salud quienes, desde hace meses, están en primera línea de contacto y lucha contra el SARS-CoV-2. Esto se explica porque no sólo están expuestos constantemente a un entorno donde hay enfermedad, angustia y dolor, también deben lidiar diariamente con que su propia vida y la seguridad de sus familias estén en riesgo.
El cerebro humano está preparado para tomar medidas para protegernos de lo que percibimos como amenaza a nuestra seguridad, principalmente alejándonos de la fuente de peligro. Sin embargo, en el caso de la pandemia, la carga excesiva de trabajo y las constantes oleadas de contagios han hecho imposible que los profesionales de la salud tengan una pausa o pongan un alto para alejarse de la situación y procesar todo lo que han estado viviendo.
Síntomas del trauma vicario
Cada persona experimenta las reacciones al trauma vicario de forma diferente. Estas reacciones pueden ser de diversas índoles y atacar aisladamente o varias a la vez.
Las reacciones físicas incluyen alteraciones del sueño o de los patrones de alimentación. Las personas pueden experimentar picos de energía e hiperactividad seguidos de agotamiento extremo. Son comunes también los dolores de cabeza y musculares y los problemas digestivos. Incluso pueden aparecer brotes en la piel debido al estrés.
Otra manifestación física del trauma vicario son los cambios de apariencia repentinos.
Las reacciones psicológicas o emocionales se manifiestan a través de la ansiedad, la depresión y la irritabilidad. En casos más graves, los profesionales que experimentan trauma vicario pueden presentar conductas adictivas o autodestructivas para intentar lidiar con la situación que atraviesan.
Estas alteraciones físicas y psicológicas irremediablemente tienen consecuencias en las relaciones sociales de quien las padece. Son comunes los cambios en las dinámicas familiares y el aislamiento de las amistades y los círculos cercanos. Las personas se encuentran desconectadas de sus sentimientos y por eso no están en la capacidad de manejar la intimidad o el acercamiento con otras personas.
No podemos dejar de lado las manifestaciones espirituales como parte de las alteraciones psicológicas. El trauma vicario puede conducir a dos caminos opuestos: el fanatismo extremo o la pérdida de la fe. En ambos casos, el sistema de valores de los individuos se convulsiona y la desesperanza o el pensamiento sobrenatural pueden aparecer fácilmente. Estas alteraciones pueden atenderse con terapia psicológica o tratamiento psiquiátrico, de ser el caso, aunque es posible complementar con acompañamiento espiritual, según sean las creencias de cada individuo.
Los riesgos del trauma vicario para el personal de salud
El trauma vicario, como otros padecimientos que tienen que ver con el desempeño laboral, representa riesgos para la práctica de los profesionales de la salud.
Padecer trauma vicario y no tratarlo correctamente puede llevar a problemas de desatención que deriven en malas prácticas, diagnósticos equivocados o tratamientos no indicados. Esto puede llevar a la pérdida de pacientes, del empleo e, incluso, a problemas legales por negligencia médica.
Actualmente no existen estadísticas que reflejen en qué proporción están padeciendo esta situación los médicos en México. Sin embargo, El Dr. Juan Carlos Hurtado Vega, perteneciente a la Clínica de Bienestar Universitario de la IBERO, menciona que este problema ya se ha observado en personal de salud que está todo el día en primera línea de la atención de la pandemia por COVID-19 y en aquellos que trabajan en ambientes de riesgo, como hospitales.
Recomendaciones en caso de síntomas tempranos
Es importante mencionar que, en el marco de la pandemia, todos los profesionales de la salud, en mayor o menor medida, están expuestos a padecer trauma vicario. El personal de salud debe trabajar en equipo con la finalidad de reconocer síntomas tempranos entre los miembros de su comunidad. El objetivo es intervenir a tiempo y brindar apoyo emocional inmediato.
El trauma vicario debe atenderse con terapia psicológica o intervención psiquiátrica, además de acompañarse de una serie de ajustes en el estilo de vida. Es importante dar prioridad al descanso, la buena alimentación, la actividad física, el esparcimiento y periodos de desconexión que ayudarán a reducir el estrés y beneficiar la salud mental.
Si tienes sospecha de estar experimentando trauma vicario, es importante que hagas una pausa para valorar la situación. Debes darte tiempo para procesar las experiencias dolorosas a las que has estado expuesto y buscar ayuda profesional para reconocer y nombrar los sentimientos y síntomas que estás experimentando. Esto será vital para concretar alternativas de tratamiento efectivas que te ayuden a lidiar con el desgaste que estamos enfrentando y a dar una atención de calidad a tus pacientes sin sacrificar tu propio bienestar.
